Hace unos días subí al monte, en teoría era para buscar setas, con niños, mujer, perro y cuñaos, de forma silenciosa y sin que se notara nuestra presencia subimos por el monte a llenar las cestas, como notareís la fina ironia, aparte de pegar gritos de geolocalización, no encontramos más que tres setas que amablemente le cedí al suegro y que de forma muy desagradable no accedió a comerse, siempre con excusas de una neurotoxina o yoquese.
Pero a lo que vamos, cuando a veces coges la dremel siempre es interesante fijarse en lo que hace la madre naturaleza, y le pegue unas fotos a maderas muertas para poder tener esa musa escurridiza de la inspiración.